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Dos acercamientos para entender al espacio.

Sabemos que el concepto de espacio ha ocupado por mucho tiempo uno de los lugares importantes dentro de la lista de preocupaciones filosóficas. No hemos terminado de ponernos de acuerdo en establecer o definir “los límites” del concepto espacio. Podemos definirlo desde la óptica y paradigmas de la filosofía y trabajar con el concepto del diccionario Oxford. Este afirma que “es un medio físico en el que se sitúan los cuerpos y los movimientos, que suele caracterizarles como homogéneo, continuo, tridimensional e ilimitado”.

Pero también, podemos establecer nuestra perspectiva desde la visión de la física, afirmando que “es una superficie o lugar con límites determinados y características a fines o comunes”. También, encontramos definiciones que aluden al cielo, firmamento, cosmos, universo… pero podemos de ello obtener que asignamos características como volumen, capacidad, dimensiones, sitio o lugar. Revisar uno o varios de los criterios nos da un buen punto de partida para concebir lo que conocemos como “espacios de aprendizaje”.

Comprendiendo los espacios de aprendizaje desde sus opuestos.

Para establecer alguna comparativa o referencia, podemos buscar su antónimo. Con asombro, les comparto que no encontré un concepto significativo para análisis o que sirviera como contrapunto en el ejercicio de plantear y replantear los “espacios de aprendizaje” con los que hemos trabajado y contrastar con los nuevos espacios con los que debemos trabajar. El filósofo francés y canadiense Oscar Brenifer, propone un método basado en la mayéutica socrática y el principio hegeliano de crítica interna, y entre sus múltiples trabajos expone uno dirigido a niños: ¿Contrarios?  Un libro para ejercitar el arte de pensar, en conjunto con el artista Jacques Després.

En esta obra sostienen y demuestran, que una idea que se opone, a la vez se complementa. De esta manera damos estructura y reflexionamos sobre la unidad de un concepto a través de sus oposiciones. Buscando límites nuevos para nuestro propio pensamiento. Y para conceptualizar “espacio” haciendo referencia al lugar o superficie en el que ocurre el aprendizaje, no existen respuestas únicas, no hay una verdad absoluta. Cada uno poseemos una parte de la verdad, verdad o concepto modelado por nuestra propia experiencia, nuestra personalidad y contexto. Creando así una representación mental con cualidades asignadas y por supuesto un juicio predeterminado. 

Hoy los espacios de aprendizaje son digitales.

Los nuevos espacios concebidos a partir de lo digital nos llevan a reflexionar sobre los ejes y parámetros que debemos trabajar para construir modelos significativos. Que contemplen al ser humano como tal y las metodologías apropiadas que pongan al aprendiz al centro durante todo el trayecto. Sumando tecnologías desde una perspectiva formativa y que sean estos nuevos medios de los que disponemos los apoyos que hacen posible llevar a cabo acciones colectivas de encuentro y reflexión. Configurar bajo estos nuevos espacios digitales nuevas formas de acción, de participación y de movilización ciudadana, acordes con los intereses y las prácticas de sus participantes.

En un mundo en evolución constante, el desarrollo de habilidades y destrezas son obligatorias para desempeñarse exitosamente. Todos somos aprendices continuos ya sea de manera consciente o inconsciente. Construyendo y reconstruyendo saberes que a la vez son compartidos o motivo de reflexión de alguna otra persona que desde su propia experiencia reconfigura su mundo. Estas acciones aparentemente simples, colocan a las instituciones académicas en una postura de reflexión profunda. Pero también a todas las instituciones no académicas o que desde lo no formal dan nuevos sentidos al proceso de aprender y reprender durante y a lo largo de toda la vida, orientaciones del conocimiento valiosas e importantes de acuerdo al contexto y necesidades de la comunidad. Incluir nuevas respuestas para viejas preguntas o nuevas preguntas para respuestas que conocemos desde siempre. 

Los espacios digitales proporcionan elementos formativos de manera dispersa.

Hace falta solamente tener claro cuales son estos elementos y de qué manera ponerlos al servicio de la comunidad. Estos elementos podemos encontrarlos en los componentes de la Teoría Social del Aprendizaje, mencionada por Wenger 2001, en la que la identidad de la persona, el significado que se da al aprendizaje desde la experiencia, la práctica de como llevar a la realidad dicho aprendizaje y el sentido de pertenencia a la comunidad sin dejar de lado la identidad, promueve exitosamente el aprendizaje, desarrollando el significado que se le da al conocimiento y a las habilidades adquiridas por medio de la experiencia y la práctica. A partir de estos cuatro elementos, colocados de la forma precisa y en la medida oportuna, se consolida el proceso propio de aprendizaje, no importando la edad, cultura, o rango del aprendiz. 

¿Qué no es un espacio de aprendizaje hoy en día?

Todo lo que ocurre a nuestro alrededor, en espacios físicos o digitales, son capaces de detonar una emoción que nos lleva a dar un significado a lo observado, una perspectiva diferente de un mismo conocimiento o concepto, una nueva manera de distribuir los elementos que dan al propio espacio una concepción distinta y un significado diferenciador. Hoy todo puede ser un espacio de aprendizaje, y mas depende de la disposición de objetos, elementos, interacciones, que del “espacio” que se identifique como tal. 

¡Queremos escucharte!

Escríbenos a: contacto@poliedrolab.com.mx

Para saber más: 

  • Brenifer O., Després J.,(2008). ¿Contrarios? Un libro para ejercitar el arte de pensar. OCEANO. pg. 7-9.
  • Carrión Candel, E. (2019). El uso del juego y la metodología cooperativa en la Educación Superior: una alternativa para la enseñanza creativa. ARTSEDUCA, (23), 70-97. Recuperado a partir de https://www.e-revistes.uji.es/index.php/artseduca/article/view/3875 
  • Vásquez, A., Sánchez, L. y Bolívar, W. (2018). Los espacios digitales en permanente definición y construcción. Un análisis desde los elementos formativos. Pedagogía y Saberes, 48, 71-82.
  • Wenger, E., (2001) Comunidades De Práctica. Aprendizaje Significado e Identidad. México: Paidós Ibérica. Pg. 23

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