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Para hablar de la navidad 2020 es imposible evitar hacer referencia a la pandemia de COVID19. Hace un año, tuve contacto con la primera noticia de lo que hoy ya conocemos. En estos días, pero de 2019 todo lo que pensábamos mi equipo y yo, en la oficina, era que estaríamos juntos mucho tiempo más. Hacíamos planes para el prometedor año 2020. Teníamos la esperanza de que las cosas mejorarían sustancialmente.

El destino tenía otros planes para nosotros. De esos planes, no hablaré el día de hoy, no hace falta. Quiero tocar otros temas.

Recordemos con amor y respeto a todas las personas que no llegaron a este día, no debemos olvidarlas.

La navidad 2020 será especial por nuestra necesidad de juntar cosas en un ciclo.

El tiempo, es una línea continua que no conoce de límites y que está casado a muchos ciclos que tienen un equilibrio que nos esforzamos por comprender, pero del cual no tenemos más que una cara parcial y pequeña. En realidad, no llegamos a comprender todo el concepto del tiempo. Es quizá por esto, que necesitamos agruparlo en periodos manejables a los que llamamos minutos, días, años, milenios…

En esta lógica, nos tocó vivir el año y la navidad 2020. Creo que no queda mucho que decir, solamente apoyar la expresión que el 2020 apesta. Pero, no podemos casarnos con la lógica de ese ciclo. Porque, lo que estamos viviendo no está diseñado para repeticiones predecibles, sino que vive dentro del primer supuesto, una línea interminable que va acumulando sucesos.

Lo que está pasando, no se acaba con vivir la época que estamos por vivir. Será como el aire, que estará ahí al día siguiente. Así la pandemia, el mismo día de navidad habrá que cuidarse de ella.

También, por lo que haremos con esta pandemia en el 2021 y 2022.

La verdad, es que no sabemos. Nadie o casi nadie sabe nada al respecto. Suponemos que gracias a la vacuna, la pandemia será controlada a nivel mundial.

Pero, la lotería genética podría tener una opinión diferente, ya vez que le gusta jugar sus juegos muy seguido y en muchos frentes. La realidad del 2021, será una transformación digital obligada. Es probable, no podemos negarlo, que a la fecha haya mucha gente que se negó a este proceso, pero ya no será posible mantenerse en ese punto.

No podemos seguir esperando a que el tiempo pase para regresar a la normalidad.

Tenemos que convivir con la pandemia y con la esperanza de que cuando nos toque enfermarnos, los efectos que suframos sean los menos posibles porque tenemos vacuna y tratamiento, lo mismo con nuestro entorno familiar y social. Mientras tanto y después, hay que ponerse a trabajar.

Por la transformación digital en todos nuestros aspectos de vida, desde nuestras familias hasta los trabajos.

Si tu estás suscrito, o has preguntado alguna vez sobre cursos, diplomados o maestrías en universidades líderes en conocimiento, te darás cuenta de que más y más están cambiando las matrículas y ahora ofrecen cursos de liderazgo de transformación digital y temas relativos.

Porque no queda de otra, lo que pudo ser una válvula de escape, en los días por venir avanzará y será el estándar de trabajo. Se que para algunas personas es difícil, porque son kinestésicas o simplemente se resisten al cambio, pero las oficinas llenas de personas trabajando para una compañía es muy probable que sea una práctica que se ira reduciendo (ya lo comentábamos en el artículo Jóvenes nómadas digitales).

Pero sobre todo, porque para muchos fue una lección de vida, para volver a los básicos.

A mediados de Mayo de 2020, en Twitter empezaron expresiones de deportistas que hacían manifestaciones fuera de sus gimnasios porque no los dejaban acceder a ellos por la pandemia (con sana distancia, cubrebocas y todo). Después, cuando en Europa se reabrían las actividades, la gente hacía fila por ir a comprarse ropa a las tiendas de moda.

Ambos comportamientos, fueron criticados de forma agresiva por infinidad de usuarios de la red social haciendo parecer que estaba mal cualquiera de las dos. Yo no lo comprendí y no lo comprendo aún. De eso se trata la libertad, de formarte en una tienda o reclamar lo que te parece justo o injusto. Hasta ahí todo bien. Pero, agredir a personas que ni conoces, eso no tiene sentido práctico, al menos.

Cuando vivimos un momento como el actual, queda claro que la agresividad no nos llevará a ningún lado. Todo lo contrario, la empatía y la solidaridad son dos ideas que nos permitirán avanzar. No olvidemos, que la pandemia es como los temblores o tsunamis. Son fenómenos naturales que nos han tomado por sorpresa. No vayamos a regresar a las épocas en las que se cruzaban a las personas por ser portadoras del mal.

Volver a los básicos es entender que nuestros lazos con las personas, conocidas y desconocidas, deben cambiar, y apoyarnos mutuamente porque nos vamos a necesitar como nunca. Ser tolerantes.

Porque después de todo, podemos elegir que esta sea un feliz navidad 2020.

Hace un momento hablaba de la libertad. Me gusta la idea de pensar que soy libre porque puedo decidir, entre otras cosas, como reaccionaré ante una situación particular. Como todas las anteriores, esta será una navidad feliz con muchos dolores de cabeza. Es decir, normal.

Me queda claro que nada cambiará de un día para otro y que el siguiente día habrá que mantener todas las medidas de seguridad. Que tengo que trabajar más fuerte que nunca para ayudar a que más y más empresas se sumen al mundo digital. Y sobre todo, ya hablando de que va el siguiente artículo, hay que esforzarse en crear lazos diferentes con todas las personas que me rodean.

Por lo tanto, vendrán sorpresas.

¡FELIZ NAVIDAD 2020!

Referencias

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