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Durante los últimos años hemos presenciado como ha surgido y se ha desarrollado el movimiento emprendedor, tanto en América como en México. Si bien, en nuestro país propiciado más por la crisis económica y la necesidad de reinventarse. De esta manera, se ha hecho cada vez más común oír, incluso emplear el término “startup” en muchas ocasiones sin comprender realmente su significado, para referirnos a empresas de nueva creación.

¿Cómo es el contexto emprendedor en México?

La sociedad en general y en concreto el mundo empresarial están evolucionando con gran rapidez, planteando nuevos retos de futuro a distintos niveles. El mundo de la empresa y el emprendimiento han visto imprescindible la utilización de la innovación tecnológica en sus procesos empresariales y una necesaria adaptación de sus estructuras a la nueva realidad: la relación de la tecnología con el fomento del emprendimiento empresarial. La tecnología ha tenido un papel disruptivo y ha marcado el inicio de una nueva revolución industrial, la revolución digital.

En cuanto al ecosistema emprendedor mexicano, México tiene el segundo mejor contexto para emprender de América Latina. Hay financiamiento empresarial y, hasta hace poco, políticas de gobierno que apoyaban esa actividad. El país ocupa la posición 23 (Argentina está en la 21) entre 54 naciones analizadas en este nuevo indicado del Monitor Global de Emprendimiento (GEM).

Con base en lo expuesto, no es de extrañar que México sea uno de los países más idóneos para el desarrollo de estas empresas emergentes. De acuerdo con Crunchbase, el país cuanta con más de 500 startups.

¿De dónde viene la palabra startups?

Para descubrir el origen de las primeras startups debemos remontarnos a los años 50. En lo que hoy se conoce como “Silicon Valley”, una zona al sur de San Francisco (California).
En 1955, el físico William Shockley dejó la empresa “Laboratorios Bell” para fundar su propia empresa “Shockley Semiconductors Laboratory” en Palo Alto (California), junto con ocho jóvenes ingenieros.

En 1957, estos ingenieros decidieron abandonar el proyecto de Shockley y crearon su propia compañía “Fairchild Semiconductors”, la cual empezó a tener beneficios anules de 20 millones de dólares.
Durante los años posteriores continuó un exponencial crecimiento de la compañía alrededor de la bahía de San Francisco. La compañía fue el germen del despegue industrial y tecnológico de estas ciudades próximas a San Francisco, hoy en día conocido como Silicon Valley.

Casi todas las empresas de la zona estaban vinculadas directa o indirectamente a Fairchild. Varios de los fundadores buscaban nuevas startups a las que financiar y fundaron las primeras firmas de capital riesgo en Silicon Valley, aun importantes en la actualidad; Kleiner Perkins (Amazon y Google) o Sequola Capital (LinkedIn, Airbnb, Dropbox, WhatsApp). Un joven Steve Jobs junto a Steve Wozniak, trabajador de FairChild, fundaron Apple.

¿A qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de startups?

Si nos atenemos a su traducción literal, este término acuñado en Estados Unidos, expresa conceptos tales como “comienzo hacia arriba”, “puesta en marcha”, “encendido”, “activación” o “arranque”, pero estas acepciones no son las que más nos interesan para comprender que es una empresa denominada startup. No existe una definición universal, pero diferentes autores han dado su explicación particular y todas ellas comparten varios elementos comunes.

El británico Paul Graham – programador, ensayista e inversor de capital riesgo – analiza en su escrito “Startup = Growth” (2012) (“Startup = Crecimiento”) el término startup. Una startup es una empresa diseñada para crecer rápido, y tiene un ADN diferente al de otros negocios, con dos aspectos clave: debe hacer algo que mucha gente quiere, además de llegar y servir a toda esa gente.

Steve Blank y Bob Dorf en su obra “El manual del emprendedor” (2013) desvelan que supone para ellos una startup: “Una startup no es una versión en pequeño de una gran empresa. Una startup es una organización temporal en busca de un modelo de negocio rentable, que puede repetirse y que puede hacerse más grande. Al principio, el modelo de una startup es un lienzo con ideas y suposiciones, sin clientes y con muy pocos conocimientos sobre esos clientes”.

Eric Ries, emprendedor de Silicon Valley y seguidor de Blank, está considerado uno de los personajes más influyentes en el ámbito de las startups. En su libro “El método Lean Startup” (2011) nos ofrece una definición de startup, “es una institución humana diseñada para crear un nuevo producto o servicio bajo condiciones de incertidumbre extrema”. Ries señala que los productos o servicios ofrecidos por las startups en muchas ocasiones no existían en el mercado y se basan en la innovación y tecnología, una extrema incertidumbre y la búsqueda de soluciones, inversores y rondas de financiación.

Entonces ¿qué podemos entender por startups?

De las anteriores explicaciones podemos extraer y explicar varios elementos que tienen todas ellas en común.

Se trata de una organización temporal, referido a su momento inicial, en el cual todavía se encuentra en busca de un modelo de negocio. Nace siendo un conjunto de ideas de sus fundadores para dar fin a un problema o necesidad del mercado mediante un producto o servicio, pero tampoco se tiene definido el cliente al cual se dirigirá. Cuando encuentre su modelo de negocio comenzará a ser una empresa en el sentido tradicional en cuanto a estructura, nivel de gestión, riesgos, clientes, etc.

La escalabilidad o la capacidad de crecer rápidamente es uno de los distintivos más importantes de una startup, es decir, que los ingresos puedan crecer a un ritmo muy superior al que crece la suma de costes fijos y variables, lo que es consecuencia de la obtención de economías de escala.

El modelo de negocio es repetible cuando identificamos el ciclo de vida del producto y éste puede replicarse con todos los clientes objetivo del mercado en el que opera la startup, así solo necesitamos más clientes para vender más producto.

Aunque se pueda emplear el término startup para referirnos a empresas de cualquier sector, lo más común es para hacerlo a aquellas cuya base es la tecnología, y que se encuentran estrechamente relacionadas con Internet y el uso de las TICs.

En conclusión

El ecosistema emprendedor en México es uno de los más idóneos y no es casualidad que vayan surgiendo cada días, emprendedores vayan creando nuevas empresas. Podemos concluir, que la definición de startups recoge a empresas que nacen siendo un conjunto de ideas de sus fundadores para dar fin a un problema o necesidad del mercado mediante un producto o servicio, son escalables, de base tecnológica y tienen un modelo de negocio repetible.

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